viernes, 19 de febrero de 2010

enchufada

Un día se me ocurrió salir de mi casa sin ropa. Caminé por la calle totalmente desnuda. Siete cuadras. Nadie me detuvo. Pero todos miraban. Cuando volví a mi casa me sentí vacía. Cero adrenalina. Solo vacío. Así que me maquillé, me vestí y volví a salir, pero esta vez fue solo una vuelta manzana. Vi a dos mochileros discutiendo y a un perro haciendo pis en el medio de la vereda. Nada que me llame la atención. ¿Qué podía hacer para sentir adrenalina? Te llamé por teléfono y te dije “ya sé que pasaron dos años pero yo todavía pienso en vos”. Me dijiste que no te llame más, que estás en otra, que ya no pensás en mí. Eso me dio tristeza. Me comí unas tostadas con mendicrim y me metí en mi cama a ver tele. La adrenalina tendrá que esperar.