viernes, 30 de enero de 2009

Cosas que me dan gracia

Decir “alex umbago” en vez de “alex ubago”
Mirar las manitos de la gente que gesticula cuando habla
Ver a alguien muy concentrado en algo
Un monton de viejas viejas
La palabra “vieja”
La palabra “goma” en “no entiendo una goma” o “este pibe es mas goma..”
Cuando alguien tiene comida en la cara y no se da cuenta. Casi siempre soy yo.
La gente con voz finita
Cuando estoy muy metida en una conversación en la que no entiendo una goma y sostengo una posición que no tiene chances de ganar
La gente en actitudes extraordinarias que actúa como si fueran ordinarias. Ej: escuchar musica con parlantes en un colectivo haciendose el sota o… una vez vi una pareja que eran: un gordo gordo pelado con la remera cortita y una mina chiquitita con una cara muy rara y tuvieron la conversación mas extraña que escuche y todo el colectivo se reia de ellos. Ella le dijo en un momento algo como: “y vos si seguis fumando no va mas” y el le decia “no, por favor” y ella le decia “no me toques”.
Los carteles de “prohibido escupir en el piso”
La palabra “vagabundo”
El videito de “cara de pan dulce” de boluda total. Es muy muy pero muy bueno
Las minas que bailan atrás del conductor de zap tv (aporte de Pauli). No tengo la menor idea de lo que les pasa a esas mujeres. De verdad.
Decir “derrapé” cuando te gusta un chico y te expusiste de más.
Mi mamá cuando se indigna
La gente que imita gente y le sale IGUAL!Y ya me van a venir mas

Nueve pibes en una mesa (adentro de un comedor adentro de una casa adentro de un barrio adentro de una gran ciudad)

La situación es la siguiente: Pedro y Lucía eran novios. Ahora están sentados en la misma mesa junto con otras seis personas. Las otras personas son: 1) Lucio y Mercedes. Siempre están juntos. Son culo y calzón. Ellos dicen que son amigos pero es claro que algún día aaalgo va a pasar. 2) Bibiana. Es la prima de Mercedes. Es secretaria. Justo lo único que tiene en común con los que están en la mesa es: tiene puesta la misma remera que Lucía. Pero las dos llegaron a ella de maneras muy distintas. A Lucía le molesta. A Bibiana para nada, cuando la vio le dijo “esaaa!”. Y no la conoce. 3) Darío. Cuando lo conocés te parece un pibe re común. Cuando lo conocés más si sos mujer te enamorás seguro. Si sos hombre lo odiás. Cuando lo conocés más todavía si sos mujer te hacés amiga. Si sos hombre te hacés amigo. 4) Carlitos. Nunca se entiende qué está pensando, que le pasa, que piensa. Pero cuando habla dice cosas inteligentes. Salvo una vez en cuarto grado que se quiso hacer el gracioso con un profesor y le salio mal. Ese día decidió que el no era y nunca iba a ser el gracioso del grado. 5) Soledad. Tiene siempre olor a chivo. Es una genia con las manualidades y la mecánica. Siempre está dispuesta a todo. Es de las que juntan la plata cuando va a comer afuera con un grupo grande.

Quizas continúa
quizas no…

o quizas parece que va a continuar pero finalmente no… o tal vez la continuación es simplemente una trampa…

o quizas este texto ya existe en algun manuscrito perdido por el mundo y su continuación fue quemada por contener elementos inflamables y los del deposito dijeron “uh a ver que pasa si lo quemamos!”

o quizas el posible autor de este texto esté en este momento robando elementos de sus heladeras…

o quizas quizas quizas.

martes, 20 de enero de 2009

rulitos en su pais o el hombre invisible

Hoy a la tarde, Rulitos pensó:

Me voy a ir a dormir a las 2 am y me va a despertar un ruido en la ventana. Voy a prender la luz y voy a bajar las escaleras. Voy a abrir la puerta y vas a estar vos hablando con el guardia de seguridad. Y yo le voy a decir: no se preocupe, yo lo conozco. El guardia nos va a dejar solos y vos me vas a mirar a los ojos por un minuto entero sin decirme nada. Después me vas a acariciar los cachetes y yo voy a cerrar un poco los ojos. Y todo va a pasar en la puerta de mi casa. Porque ninguno va a pensar en cosas como entrar a un lugar más cómodo o fumar un cigarrillo o actuarnos a nosotros mismos. Vamos a comportarnos todos los días como si mañana nos llevaran a extremos opuestos del mundo. Un minuto por día me vas a mirar de verdad. Y cuando abra los ojos, ahí parados los dos, me vas a querer decir algo y yo no te voy a dejar. Te voy a tapar la boca. Soy tu chica ideal. Todo lo que viviste hasta ahora fue para llegar a mi. Ahora entendés todas esas canciones, películas, personas. Tomaste una poción para no mentirme nunca. Con la plata que te adelantaron en el trabajo compraste un caballo blanquito que nos espera enfrente. Unos amigos te contaron de un lugar al que podemos irnos juntos donde todo es arcoiris y pefumito de bebé. El piso es de algodón. Y construiste una casita para los dos donde instalaron un aire bastante bueno que larga una temperatura perfecta, siempre. Y la cama tiene un botón que multiplica hasta cien veces el placer de las personas. Nos vamos a bañar entre nubes y a cantar juntos hasta que salga el sol. Eso lo voy a saber ahí, en la puerta. Cuando te saque las manos de la boca.

esta historia vivirá por siempre

Josefinne contó su historia cinco veces. Una vez a las chicas de piano. Otra vez a Sofi. La tercera a Ana y Vicky. La cuarta a su hermana. La última a su mamá. Y cada vez con más detalle. Cada vez con más entusiasmo porque sabía que cuando no pudiera contarla más iba a desaparecer para siempre.
La mamá de Josefinne pensaba que su hija tenía una vida muy interesante. Y es que ella era la última de la cadena.
Josefinne había explotado su último recurso. Su mamá, claro.
Ya no quedaba nadie. Nadie que la sepa escuchar. Estaba Ramiro, pero una vez Josefinne le contó una historia y él preguntó en la mejor parte si había pastillas para los mosquitos en su casa. Justo en la parte que Sofi había abierto mucho los ojos, ana se tapó la boca, Vicky dijo “no” muy fuerte, su mamá negó con la cabeza, su hermana se rió mordiéndose los labios. Ramiro preguntó por las pastillas.
Josefinne se prometió a si misma no contarle nada más a Ramiro. Pero esta vez… Necesitaba vivir su historia una vez más. La última. Fin. Podía contársela al espejo, pero no era lo mismo. De verdad que necesitaba a un ser humano. Un ser humano… un ser humano…
Ramiro escuchó toda la historia porque Josefinne se lo pidió.
Esa noche Josefinne lloró desde las 23.15 hasta las 23.40.

miércoles, 14 de enero de 2009

evolucionaria

A los quince sabia distinguir la belleza pero no podia empaparme de ella.

A los diecisiete me habia perfeccionado en el arte de la distinción pero seguia sin poder sumergirme.

A los veinte aprendi a entrar de a poco. Primero los pies. Cuando llegué a la cintura la ansiedad me ganó.