jueves, 5 de febrero de 2009

personas I

Ella entra a su cuarto oscuro en cuclillas pensando que ningún hombre la va a volver a querer. La hermana estaba en su cama. Habla por teléfono bajito. Del otro lado, su novio. Una mano con uñas rosas prende la luz del cuarto. La bata de la madre está un poco vieja, tiene zonas más oscuras que otras. Con un ojo cerrado da una orden a las nenas. La hermana cambia el tono y sostiene el teléfono con una fuerza que es casi violenta. La madre se va del cuarto. Esa noche las hermanas se insultan, se lastiman, se olvidan, una se ríe, la otra piensa y desvía la mirada, la otra la mira, ahora ella se ríe, su hermana piensa. Por tres segundos se ríen las dos y después el ventilador se prende solo. Entonces una piensa y la otra duerme.

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Delfina ve en Daiana una mirada juiciosa. Sabe que aprovecha cada palabra suya para tener algún pensamiento maligno.
Daiana piensa sobre Delfina: ¿le digo o no le digo que tiene un orégano en la nariz?

4 comentarios:

Malén dijo...

hola tamtam

kate dijo...

esos padres que llamaron delfina y daiana a sus hijas...


la vida es muy asombrosa, no te parece??

El payador dijo...

lo del orégano no se lo digas
que el novio se lo saque con la lengua para saborear mas su piel

Firulo dijo...

Por qué será que tus posts siempre dejan con ganas de más.

Quizás si los siguieras los arruinarías, es cierto, pero yo insisto: angurrienta!