miércoles, 27 de abril de 2011

Hamaca

La una de la mañana no es un buen horario para trepar al árbol que se ve por mi ventana. Repetir los versos de un poema feo es una actividad que atrae a una nena. Su cutis delata su edad. Arrugas en las manos que se aferran al continente que no crece como los animales. Un arranque de soledad es compartido por dos tigres blancos. Los pelos no son parte del juego. Más vale tener un pájaro en la mano que no tener ninguno. Un gato quiere ser león pero no sabe que ese deseo es como querer saltar de un avión que no se mueve. Pedir deseos en la cresta de la ola lleva a recibir muchos mensajes por carta. El amigo de un oso polar puede ser humano. Ya sé lo que se viene. No todo, pero algo sé. No me gusta saltar la soga, prefiero que me hamaquen. Subo muy arriba como si el mar me llevara. Los pensamientos que tengo cuando estoy arriba son muy distintos a los que tengo abajo. Ruido y movimiento. Miramiento. Aspavientos. Viento. Y ahora, guardo silencio.

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