jueves, 7 de mayo de 2009

vida mia

Camilo se puso triste porque perdió su don. Lo buscó por toda su casa nebulosa. Su mamá le pidió un favor y él no pudo con su suerte. Cerró las ventanas para que no entre el sol. No quería ver la luz. Su mala fortuna crecía con los días. Nadie lo criaba bien. Se estaba gestando un bebé al otro lado de su pueblo. El ancho del mar nunca había sido tan negro. Las luces de sus terminales nerviosas estaban apagadas. Nadie lo hacía titilar. Pero un día apareció una maga que es eternidad y le concedió un deseo. Camilo pidió que lo llamen por teléfono. Y el teléfono sonó. Era la Vida, que volvía a él cantando bajito.

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