Se tiño el pelo de rubio nomás.
Y salio a ver la reacción del mundo.
Decidió sonreír a todas las personas que se cruzaban en su camino
Y algunas le devolvían el saludo.
Pero no era por su pelo nuevo. Era por su simpatía.
Se compro los aretes nomás
Y salió a ver la reacción de su novio
Decidió darle un beso apasionado y el lo disfrutó como nunca
Pero no fue por los aretes. Fue porque él venia contento de la fábrica
Se puso extensiones nomás.
Y entró a ver la reacción de sus padres
Ellos la abrazaron al mismo tiempo con mucha fuerza
Pero no fueron las extensiones. Fue la muerte de su abuela que los puso tristes.
Fue al velorio al día siguiente y su hermano le dijo que estaba cambiada. Y ella pensó que era cierto. Estaba cambiada. Era virgen de duelos. Y el duelo en el que estaba entrando con las puntas de los pies ya le había cambiado un minúsculo lugar del corazón. Sus células habían entrado en movimiento, vibrando chiquitas y alertas ante este nuevo cambio, que fue de afuera para adentro. Y de adentro para afuera.
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