sábado, 21 de marzo de 2009
La señora Soledad
Veo la belleza. La absorbo la recibo la chupo como una aspiradora que no para de succionar. Y me empapo me empalago. Estoy empalagosa con ella. Ella y yo nos metemos cada una en el mundo de la otra. La bella y yo. No hay bestia. La bestia somos nosotras. Vamos como serpientes al pantano y nos zambullimos de cabeza en la jungla con árboles y matorrales viejos y chamuscados, pero no nos importa. Estamos juntas. Por poco tiempo, ya lo sabemos. Mañana nos duele todo el cuerpo, ya lo sabemos. Pasado nos duele pensar, ya lo sabemos. Ya lo sabemos todo. En un minuto se acaba el mundo. Ya lo sabemos todo antes de que suceda. Pero no nos importa. Juntas somos océano, somos amplitud, somos dos. Y viene el dia siguiente. Y soy yo sola. Soy un escarbadientes. Soy gallina. Soy una semillita inocua, inocente, jovenzuela, fria, larga. Larga. Soy larga. Crezco un centímetro, en una noche. Y el nuevo día es luz. Es la casi paz. Y veo parejas, hormigas que caminan juntas. Y yo soy una. Sola. Sola. Sola. Sol. La. Como dos notas musicales. Suena lindo. Se vive en carne propia. En carne viva. La solicitud, el solsticio, la soledad. La Señora Soledad.
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